
Érase una vez un pueblo donde las noches eran largas y la muerte contaba su propia historia...
Este libro me cautivo desde que leía las primeras hojas, y cómo no hacerlo si la narradora no es nadie más que la propia muerte.
A lo largo del libro, la muerte nos cuenta la historia de Liesel en la Alemania Nazi. Y su vida es ligeramente normal, para alguien que vive en una familia pobre en medio de la guerra; empiezan a escasear los productos y el hambre toma un primer plano en ella y su mejor amigo, el chico del cabello color limón, Rudy. Se dedican a robar fruta o vegetales en las granjas con un grupo de chicos. Pero incluso la cosecha disminuye y ella más adelante empezara a robar libros de la casa del alcalde.
Ahí es cuando su mejor amigo, le da su apodo tan peculiar "La ladrona de libros" y a ella le gusta.
La muerte al ser omnipresente, nos cuenta además la muerte de muchas otras personas de la que fue testigo durante la guerra, se enorgullece de su fantástico trabajo al recolectar tantas almas y en tan poco tiempo, además nos muestra su personalidad sarcástica -algunas veces ruda- e incluso compasiva.
El libro es realmente genial y se ha convertido en unos de mis favoritos por mucho. La manera en la que Liesel afronta sus problemas, miedos e inseguridades. Todo a partir de las palabras y los sueños.
La amistad forma parte crucial de esta historia, la amistad y el amor.
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